viernes, 9 de noviembre de 2018

Podremos unir el mundo

Por Sonja Reischle

En el mundo existen varias lenguas diferentes. La distribución de ellas varía de un continente a otro. En Europa hay tantos países que hoy en día es casi normal o incluso obligatorio aprender lenguas. A pesar de que aprender una lengua nueva, sobre todo en la edad adulta, puede ser muy difícil y trabajoso, también ofrece nuevas posibilidades y tiene la fuerza de unir a la gente.






En primer lugar, las personas que aprenden una lengua comparten las mismas experiencias. Independiente de si vienen del mismo país o no el aprendizaje de la nueva lengua va a unirlas. Mejor dicho, el intercambio entre las personas sobre sus dificultades y experiencias personales con la lengua puede formar un sentimiento de comunidad.

Igualmente, el aprendizaje de una lengua no solo puede ser la razón por la que se viaja a otro país sino también el deseo de visitar otro país puede se la razón por la que se aprende la lengua. Sea el que sea el motivo, un viaje al extranjero es una posibilidad única para aprender o mejorar sus conocimientos de una lengua y para conocer la cultura y la gente del país. La capacidad de hablar la lengua de esta gente muchas veces nos ayuda a relacionarnos con ella y sobre todo tenemos la posibilidad de entrar en contacto con personas que solamente hablan su propia lengua.
Por último, el conocimiento de muchas lenguas o al menos de las más frecuentes también tiene ventajas en el ámbito político porque facilita negociaciones y permite relaciones diplomáticas internacionales. Así el aprendizaje de lenguas es un elemento muy importante que incluso puede evitar guerras.


En conclusión, las lenguas no solo unen a la gente a nivel personal sino también a nivel oficial o político. El aprendizaje de lenguas puede facilitar nuestra vida y mejorar nuestro mundo. Por eso cada uno que tenga la oportunidad debería aprender una lengua nueva.